lunes, 6 de junio de 2016

LAS 15 DE UNO 91.3 RADIO UNO,VERSION N.15 DEL 2016


DIRECCION:ANDREA FERNANDEZ
PROGRAMACION:KAREN LONDOÑO
PRESENTACION:J J GARCIA
FECHA:SAB 04 DE JUNIO 2016
VERSION: N.15 - DEL 04 AL 10 DE JUNIO

CAS
S. A
Nº S
CANCIÓN
ARTISTA
SELLO
1
    2
    5
 DUEÑO DE TI
 PIPE BUENO
 GOOD MUSI
2
    3 
    4
 UNA EN UN MILLON
 ALEXIX Y FIDO
 WARNER M
3
    4
    7
 EL PERDEDOR
 MALUMA
 SONY MUSIC
4
    1 
    5
 NOCHE LOCA
 PASABORDO
 MIDNIGHT
5
    6 
    8
 HIJO DEL VALLENATO
 CARLOS VIVES
 SONY MUSIC
6
    9 
    3
 QUEJAS Y RECLAMOS
 SANMIGUELITO
 INDEPEN
7
    5
    5
 ME ANTOJO
 JORGE CELEDON
 SONY MUSIC
8
   11
    3
 ENCANTADORA
 YANDEL
 SONY MUSIC
9
    7
    8
 NO QUERIA ENGAÑARTE
 VICTOR MANUELLE
 SONY MUSIC
10
   12
    2
 ANDAS EN MI CABEZA
 CHINO Y NACHO
 MIDNIGHT
11
   10
    9
 ESTA PROHIBIDO
 JEAN CARLOS CENT
 CODISCOS
12
   15
    2
 BOBO
 J BALVIN
 UNIVERSAL
13
   14
    2
 RECARGA DE AMOR
 DANIEL C Y LOS G
 SONY MUSIC
14
    0
    1
 LA BICICLETA
 ALKILADOS
 AK2
15
    0
    1
 QUEDATE
 ANDY RIVERA
 KAPITAL M
TEMAS QUE SALEN DEL CONTEO
1
    8
   10
 ME VOY ENAMORANDO
 CHINO Y NACHO
 UNIVERSAL
2
   13
    9
 OBSESIONADO
 FARRUKO
 SONY MUSIC
3
  
    



RECOMENDADAS DE LA SEMANA
1


 SI LA VES
 MAURICIO RIVERA
 INDEPEN
2





3





CLASICO DE LA SEMANA
1


 TE COMPRO TU NOVIA
 RAMON ORLANDO

domingo, 5 de junio de 2016

LITURGIA DE LA PALABRA DE DIOS,DOM 5 DE JUNIO 2016

Lectura del primer libro de los Reyes:
En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la señora de la casa. La enfermedad era tan grave que se quedó sin respiración. Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué tienes tú que ver conmigo? ¿Has venido a mi casa para avivar el recuerdo de mis culpas y hacer morir a mi hijo?» Elías respondió: «Dame a tu hijo.» Y, tomándolo de su regazo, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en su cama. Luego invocó al Señor: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?» Después se echó tres veces sobre el niño, invocando al Señor: «Señor, Dios mío, que vuelva al niño la respiración.» El Señor escuchó la súplica de Elías: al niño le volvió la respiración y revivió. Elías tomó al niño, lo llevó al piso bajo y se lo entregó a su madre, diciendo: «Mira, tu hijo está vivo.» Entonces la mujer dijo a Elías: «Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor en tu boca es verdad.»

Salmo

Salmo responsorial: 29

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;

por la mañana, el júbilo.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.

Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío,
te daré gracias por siempre.

Segunda lectura

Segunda lectura: Ga 1,11-19

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas:
Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.

Habéis oído hablar de mi conducta pasada en él judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, y me quedé quince días con él.
Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor.

Evangelio: Lc 7,11-17

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores.» Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.» La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

Palabra del Señor

REFLEXION

Hoy también nosotros quisiéramos enjugar todas las lágrimas de este mundo: «No llores» (Lc 7,13). Los medios de comunicación nos muestran —hoy más que nunca— los dolores de la humanidad. ¡Son tantos! Si pudiéramos, a tantos hombres y mujeres les diríamos «levántate» (Lc 7,14). Pero…, no podemos, ¡no podemos, Señor! Nos sale del alma decirle: —Mira, Jesús, que nos vemos desbordados por el dolor. ¡Ayúdanos!
Ante esta sensación de impotencia, procuremos reaccionar con sentido sobrenatural y con sentido común. Sentido sobrenatural, en primer lugar, para ponernos inmediatamente en manos de Dios: no estamos solos, «Dios ha visitado a su pueblo» (Lc 7,16). La impotencia es nuestra, no de Él. La peor de todas las tragedias es la moderna pretensión de edificar un mundo sin Dios e, incluso, a espaldas de Dios. Desde luego es posible edificar “algo” sin Dios, pero la historia nos ha mostrado sobradamente que este “algo” es frecuentemente inhumano. Aprendámoslo de una vez por todas: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5).
En segundo lugar, sentido común: el dolor no podemos eliminarlo. Todas las “revoluciones” que nos han prometido un paraíso en esta vida han acabado sembrando la muerte. Y, aun en el hipotético caso (¡un imposible!) de que algún día se pudiera eliminar “todo” dolor, no dejaríamos de ser mortales… (por cierto, un dolor al que sólo Cristo-Dios ha dado respuesta real).
El espíritu cristiano es “realista” (no esconde el dolor) y, a la vez, “optimista”: podemos “gestionar” el dolor. Más aún: el dolor es una oportunidad para manifestar amor y para crecer en amor. Jesucristo —el “Dios cercano”— ha recorrido este camino. En palabras del Papa Francisco, «conmoverse (“moverse-con”), compadecerse (“padecer-con”) del que está caído, son actitudes de quien sabe reconocer en el otro su propia imagen [de fragilidad]. Las heridas que cura en el hermano son ungüento para las propias. La compasión se convierte en comunión, en puente que acerca y estrecha lazos».
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Fuente: evangeli.net