lunes, 14 de abril de 2014

CONTEO No 8 DE ANDINA STEREO 95.1FM 2014

LAS 20 STEREO FAVORITAS
DIRECCION: -------LALO ALFONSO
PRESENTACION: J J GARCIA
PROGRAMA DEL: 12 AL 25 D ABRIL
FECHA: --------------12-04-14
VERSION No: ------08-2014

CASILLA
S. ANTERIOR
No SEMANAS
CANCION
ARTISTA
SELLO
1
3
8
CON ELLA
KEVIN FLOREZ
CODISCOS
2
2
8
DIA TRAS DIA
JORGE CEL Y ANDRES CEPEDA
SONY
3
1
         8
LA REINA Y EL REY
ARELYS HENAO Y DARIO G
DISCOS LAGS
4
6
         8
NUNCA ME ACUERDO D OLVIDARTE
SHAKIRA
SONY
5
4
         8
DARTE UN BESO
PRINCE ROYCE
SONY
6
7
         7
LOCO PARANOICO
SILVESTRE DANGOND
SONY
7
         11
         6
LA CELOSA
YOUNG F
CODISCOS
8
8
         8
NO SOY DE PIEDRA
ARGEMIRO JARAMILLO
DISCOS LAGS
9
12
5
LA LUZ
JUANES
UNIVERSAL
10
         10
6
TENGO UN CORAZON
FELIPE PELAEZ
CODISCOS
11
         14
5
SALGAMOS
KEVIN ROLDAN-ANDY R-MAL
KAPITAL MUSIC
12
13
6
EL MARRANO
JHONNY RIVERA
INDEPEN
13
15
4
PROPUESTA INDECENTE
ROMEO SANTOS 
SONY
14
17
         4
ESTE AMOR NO MURIO
PIPE BUENO
UNIVERSAL
15
16
3
CHOCOLATES
DUBAN BAYONA Y JIMMY Z
SONY
16
         19
2
QUERIDA SOCIA
PROYECTO K
WATSON PROD
17
18
4
FLOR PALIDA
MARC ANTHONY
SONY
18
         20
         2
QUE VAINA TAN DIFICIL
DIOMEDES DIAZ
SONY
19
0
         1
TRAVESURAS
NICKY JAM
CODISCOS
20
 0 
SOLEDAD ACOMPAÑADA
PAOLA JARA
FUENTES
TEMAS QUE SALEN DEL CONTEO
1
5
7
SABANAS BLANCAS
ALBEIRO URAZAN
INDEPEN
2
         9
7
VOY A BEBER
NICKY JAM
CODISCOS
3
       -
-

RECOMENDAS DE LA SEMANA
1
-
ME CASO CONTIGO
FELIPE PELAEZ
CODISCOS
2
ASI SON LOS HOMBRES
AGUA Y CAÑIZO ORQ
LAN PROD
3
-
BANDIDA
MR.BLACK
CODISCOS
4
-
NO PUEDO
BINOMIO DE ORO
FUENTES
5
YA NO SE
FERNANDO “MAMBO”GONZ
INDEPEN
CLASICO DE LA SEMANA
1
EL MARTIR
DIOMEDES DIAZ
SONY

domingo, 13 de abril de 2014

LITURGIA DE LA PALABRA DE DIOS-DOMINGO DE RAMOS 2014

Lectura del libro de Isaías 50, 4-7 Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»

SALMO RESPONSORIAL
Sal 22 (21), 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere.» /R.
Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. /R.
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero Tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. /R.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; temedlo, linaje de Israel. /R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, a una muerte de cruz. Por eso, Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»

EVANGELIO
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de Cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 26, 14-27, 66

¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?
C. (Cronista) En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
S. (Otros personajes) «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

¿Dónde quieres que te preparemos la Pascua?
C. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
S. «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
C. Él contestó
+ (Jesús) «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El Maestro di­ce: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”».
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepara­ron la Pascua.

Uno de vosotros me va a entregar
C. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
+«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar».
C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. «¿Soy yo acaso, Señor?»
C. Él respondió:
+«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido».
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S. «¿Soy yo acaso, Maestro?»
C. Él respondió:
+«Tú lo has dicho».

Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre
C. Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
+«Tomad, comed: esto es mi cuerpo».
C. Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio, diciendo:
+«Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alian­za, derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día que beba con voso­tros el vino nuevo en el reino de mi Padre».
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.

Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño
C. Entonces Jesús les dijo:
«Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está es­crito: “Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.” Pe­ro cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea».
C. Pedro replicó:
S. «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré».
C. Jesús le dijo:
+«Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me ne­garás tres veces».
C. Pedro le replicó:
S. «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré».
C. Y lo mismo decían los demás discípulos.

Empezó a entristecerse y a angustiarse
C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo:
+ «Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo».
C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
+ «Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres». Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:
«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la car­ne es débil».
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
+ «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitien­do las mismas palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:
+ «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

Echaron mano a Jesús para detenerlo
C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, man­dado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:
S. «Al que yo bese, ése es; detenedlo».
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
S. «¡Salve, Maestro!»
C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:
«Amigo, ¿a qué vienes?»
C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detener­lo. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo:
«Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Pien­sas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Es­critura, que dice que esto tiene que pasar».
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin em­bargo, no me detuvisteis».
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

Veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso
C. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el su­mo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos, hasta el palacio del sumo sacerdote, y, en­trando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso tes­timonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:
S. «Éste ha dicho: “Puedo destruir el templo de Dios y recons­truirlo en tres días”».
C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:
S. «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti? »
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
S. «Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Me­sías, el Hijo de Dios».
C. Jesús le respondió:
+«Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.»
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Aca­báis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?»
C. Y ellos contestaron:
S. «Es reo de muerte».
C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo gol­pearon, diciendo:
S. «Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha pegado?»
Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces
C. Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:
S. «También tú andabas con Jesús el Galileo».
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. «No sé qué quieres decir».
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
S. «Éste andaba con Jesús el Nazareno.»
C. Otra vez negó él con juramento:
S. «No conozco a ese hombre».
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. «Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento».
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. «No conozco a ese hombre».
C. Y enseguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas pala­bras de Jesús: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces». Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

Entregaron a Jesús a Pilato, el gobernador
C. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.

No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre
C. Entonces Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Je­sús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos, diciendo:
S. «He pecado, he entregado a la muerte a un inocente».
C. Pero ellos dijeron:
S. «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. «No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre».
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Al­farero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor».

¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús respondió:
+ «Tú lo dices».
C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?»
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Ba­rrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:
S. «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?»
C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. «No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mu­cho soñando con él».
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó:
S. «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?»
C. Ellos dijeron:
S. «A Barrabás».
C. Pilato les preguntó:
S. «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Contestaron todos:
S. «Que lo crucifiquen».
C. Pilato insistió:
S. «Pues, ¿qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. «¡Que lo crucifiquen!»
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:
S. «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!»
C. Y el pueblo entero contestó:
S. «¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

¡Salve, rey de los judíos!
C. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pu­sieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espi­nas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano dere­cha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él, diciendo:
S.«¡Salve, rey de los judíos!»
C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.

Crucificaron con él a dos bandidos
C. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz
C. Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:
S. «Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sál­vate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz».
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burla­ban también, diciendo:
S. «A otros ha salvado, y Él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confia­do en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?»
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.

Elí, Elí, lamásabaktaní
C. Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas so­bre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:
+  «Elí, Elí, lamásabaktaní.»
C. (Es decir:
+  «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»)
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. «A Elías llama éste».
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja em­papada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio a beber. Los demás decían:
S. «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo».
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y mu­chos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el te­rremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. «Realmente éste era Hijo de Dios».
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.

José puso el cuerpo de Jesús en el sepulcro nuevo
C. Al anochecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado Jo­sé, que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, to­mando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas en­frente del sepulcro.

Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis
C. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acu­dieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
S. «Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: “A los tres días resucitaré.” Por eso, da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípu­los, roben el cuerpo y digan al pueblo: “Ha resucitado de entre los muertos.” La última impostura sería peor que la primera».
C. Pilato contestó:
S. «Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis».
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.«Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»

REFLEXIÓN

HOY ES DOMINGO DE RAMOS PORQUE CELEBRAMOS LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN. PERO ENTRA COMO UN REY HUMILDE, PACÍFICO Y MANSO.

NO ENTRA CON TANQUES NI CON METRALLETAS PARA CONQUISTAR LA CIUDAD. TAMPOCO ENTRA EN UN CABALLO BLANCO AL SONIDO DE LAS TROMPETAS, COMO LO HACÍAN ANTAÑO LOS EMPERADORES O LOS GENERALES ROMANOS DESPUÉS DE VENCER A LOS ENEMIGOS. NO. JESÚS ENTRA MONTADO EN UN BURRITO, SIGNO DE HUMILDAD Y DE MANSEDUMBRE.

ES ACLAMADO POR GENTE BUENA Y SENCILLA, Y UNA GRAN CANTIDAD DE SUS DISCÍPULOS SON MUJERES Y NIÑOS. LO PROCLAMAN REY NO CON EL ESTRUENDO DE LAS ARMAS, SINO CON LOS GRITOS DE JÚBILO. Y NO AGITAN BAYONETAS O PANCARTAS, SINO RAMOS DE OLIVO Y DE LAUREL, SIGNOS DE LA PAZ. ¡ÉSTE ES JESÚS, NUESTRO REY, EL REY DE LA PAZ Y DEL AMOR VERDADERO, EL QUE ENTRA HOY TRIUNFANTE A JERUSALÉN!

PERO TAMBIÉN HOY ES DOMINGO DE "PASIÓN" PORQUE INICIAMOS ESTA SEMANA DE DOLOR, QUE CULMINARÁ EN LA CRUZ. POR ESO EN EL EVANGELIO DE LA MISA DE ESTE DÍA SE PROCLAMA TODA LA PASIÓN DEL SEÑOR. SÓLO OCURRE ESTO DOS DÍAS EN TODO EL AÑO: HOY Y EL VIERNES SANTO. PERO LA MUERTE DE CRISTO EN EL CALVARIO NO ES UNA DERROTA, SINO EL TRIUNFO MÁS ROTUNDO Y DEFINITIVO DE NUESTRO SEÑOR SOBRE LOS PODERES DEL MAL, DEL PECADO Y DE SATANÁS.

ESTOS DÍAS SANTOS SON, PUES, PARA ACOMPAÑAR A CRISTO EN LOS SUFRIMIENTOS DE SU PASIÓN Y EN SU CAMINO AL CALVARIO: PARA UNIRNOS A ÉL A TRAVÉS DE LA ORACIÓN, LOS SACRAMENTOS, LA CARIDAD, EL APOSTOLADO Y LAS OBRAS BUENAS. ¡TÁNTAS COSAS PODEMOS HACER EN FAVOR DE LOS DEMÁS!, PERO TAL VEZ NOS FALTA IMAGINACIÓN O INVENTIVA. O PENSAR MÁS EN LOS DEMÁS Y MENOS EN NOSOTROS MISMOS.

SERÍA INTERESANTE RECORDAR AHORA, PASO A PASO, LOS DIVERSOS MOMENTOS DE LA PASIÓN DE CRISTO. PERO ESO LO TIENE QUE HACER CADA UNO EN PARTICULAR. Y NO SÓLO COMO QUIEN RECUERDA UNA HISTORIA PASADA, SINO VIVIÉNDOLO EN PRIMERA PERSONA. TÚ Y YO SOMOS PROTAGONISTAS DE ESTA HISTORIA, PUES CRISTO SUFRIÓ POR NOSOTROS, PARA DARNOS LA SALVACIÓN, LA VIDA ETERNA.

UNA DE LOS MOMENTOS QUE MÁS IMPACTAN ES LA FLAGELACIÓN. REALISTA Y CRUEL POR PARTE DE LOS SOLDADOS.
PERO NOS HACE COMPRENDER Y SENTIR LA INOCENCIA DE JESÚS, SU HUMILDAD Y SU MANSEDUMBRE INFINITA, SU HEROÍSMO ANTE EL SUFRIMIENTO Y SU VOLUNTAD DE OBLACIÓN A DIOS POR NOSOTROS: "PADRE, MI CORAZÓN ESTÁ PRONTO". Y ENSEGUIDA LA TORTURA: LOS LATIGAZOS QUE SE HACEN INTERMINABLES Y EL BRUTAL ENSAÑAMIENTO DE LOS VERDUGOS ROMANOS, SÁDICOS Y ÁVIDOS DE SANGRE, QUE DESTROZAN SIN PIEDAD EL CUERPO DE JESÚS Y EL CORAZÓN DE SU MADRE SANTÍSIMA: "¿CÓMO, DÓNDE, HASTA CUÁNDO DECIDIRÁS PONER FIN A TANTA TORTURA, HIJO MÍO?" –BALBUCEA MARÍA AL CONTEMPLAR A SU JESÚS FLAGELADO-. LAS LÁGRIMAS Y EL TREMENDO DOLOR DE AQUELLA MADRE TALADRAN EL PROPIO CORAZÓN. ES DURA. Y NUESTRO ADORABLE JESÚS SUFRE HASTA EL PAROXISMO POR AMOR A CADA UNO DE NOSOTROS. ES LA SANGRE PRECIOSA DEL CORDERO INMACULADO, DERRAMADA POR AMOR, PARA REDIMIRNOS DEL PECADO. ¡ES UNA ESCENA IMPRESIONANTE!

EL CAMINO HACIA EL CALVARIO ESTÁ LLENO DE IMÁGENES PROFUNDAMENTE CONMOVEDORAS: EL ENCUENTRO DE JESÚS CON MARÍA, EL QUEBRANTO Y LA COMPASIÓN AMOROSA DE AQUELLA MADRE BENDITA TRASPASAN DE NUEVO EL CORAZÓN Y CONMUEVEN MUY HONDAMENTE. EL GESTO DULCE Y COMPASIVO DE LA VERÓNICA QUE ENJUGA EL SANTÍSIMO ROSTRO DE NUESTRO SEÑOR. EL HUMANÍSIMO COMPORTAMIENTO DEL CIRENEO, SOBRE TODO LA TRANSFORMACIÓN INTERIOR DE SU ALMA AL CONTACTO CON EL CRISTO SUFRIENTE. RENUENTE AL PRINCIPIO, AL IR COMPARTIENDO LA CRUZ DE JESÚS SE VA COMPADECIENDO Y COMPENETRANDO CON AQUEL CONDENADO A MUERTE.

LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ SON DE UNA ELEVACIÓN SINGULAR: LA SÚPLICA DE PERDÓN PARA SUS ENEMIGOS, LA PROMESA DEL PARAÍSO AL BUEN LADRÓN, LA SED, LA ENTREGA DE SU MADRE A JUAN, EL MISTERIOSO ABANDONO PATERNO, EL INFORME DE SU MISIÓN, LA ENTREGA DE SU ESPÍRITU AL PADRE.

HOY INICIAMOS LA SEMANA SANTA Y LA PASIÓN DE CRISTO ES UNA EXPERIENCIA ESPIRITUAL QUE TODOS DEBEMOS HACER SI QUEREMOS SER AUTÉNTICOS CRISTIANOS. SÓLO EN LA PASIÓN LOGRAMOS COMPRENDER Y ACEPTAR TANTAS COSAS INCOMPRENSIBLES EN NUESTRA VIDA Y EXPERIMENTAMOS EN EL FONDO DE NUESTRA ALMA EL AMOR INFINITO DE UN DIOS QUE SE ENTREGÓ, HASTA LA LOCURA, PARA SALVARNOS. ¡SUS LLAGAS NOS HAN CURADO! Y POR TI Y POR MÍ VOLVERÍA A REPETIRLO CON TAL DE LLEVARNOS AL CIELO. OJALÁ TAMBIÉN NOSOTROS APRENDAMOS A ABRAZAR LA CRUZ, AMANDO Y SIGUIENDO LAS HUELLAS DE NUESTRO CRISTO CRUCIFICADO. ESO SIGNIFICA SER CRISTIANO.
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Autor: P . Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net